lunes, 26 de enero de 2015

Debilidad


El poder de Dios y las flaquezas de Pablo

12 El gloriarse es necesario, aunque no es provechoso; pasaré entonces a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera[a] del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe) que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar. De tal hombre sí me gloriaré; pero en cuanto a mí mismo, no me gloriaré sino en mis debilidades. Porque si quisiera gloriarme, no sería insensato, pues diría la verdad; mas me abstengo de hacerlo para que nadie piense de mí más de lo que ve en mí, u oye de mí. Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi[b] poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. 10 Por eso me complazco en las debilidades, en insultos[c], en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
11 Me he vuelto insensato; vosotros me obligasteis a ello. Pues yo debiera haber sido encomiado por vosotros, porque en ningún sentido fui inferior a los más eminentes apóstoles[d], aunque nada soy. 12 Entre vosotros se operaron las señales[e] de un verdadero apóstol[f], con toda perseverancia, por medio de señales[g], prodigios, y milagros[h]. 13 Pues ¿en qué fuisteis tratados como inferiores a las demás iglesias, excepto en que yo mismo no fui una carga para vosotros? ¡Perdonadme este agravio!
                                                                                                                        
                           2 Corintios 12: 1 - 13 

En esta  mañana me detengo a reflexionar entorno a este fragmento de la epístola de Pablo.

Toca en esta lectura Pablo un pecado que nos acompaña en nuestra naturaleza humana desde  el principio de todos los tiempos hasta nuestros días: El orgullo.

El orgullo fue el pecado de Adán cuando trató de ser más de lo que le correspondía.

Dios nos creó a su imagen y semejanza en todo menos en las limitaciones. Solo Él es todopoderoso.

A  lo largo del Evangelio se nos  presentan las claves para nuestra relación con Dios, pero quizás esta sea la más importante de todas: Debemos reconocer lo que somos sin intentar ser mas.

Dios obra en la vida de quienes creen en Él y trabajan por su Reino, pero Pablo nos recuerda en esta lectura que nunca debemos olvidar lo que somos y de quien vienen las bendiciones....

Nuestro Padre es Todopoderoso por lo que si vemos carencias en nuestra vida es obvio que es por nuestras faltas....

Pero Pablo nos ofrece una hermosa forma de ver este hecho.... Debemos saber que nuestra Debilidad es la que nos permite apreciar la Grandeza de Dios en nuestra vida.

Repasa en este rato de oración tantos momentos en los que tu debilidad dio a Dios el chance para intervenir en tu vida. 

Que hermoso es ese momento en que uno entiende que como el niño que sube la escalera y cuando mira hacia abajo entiende que solo nunca habria llegado, nunca habriamos llegado a donde estamos sin Dios.

Si somos capaces de analizar esto.... ¿Que problema hay con reconocer que nuestros éxitos no son tan nuestros?

Presentemos con humildad nuestras debilidades a Dios pidiendole que siga haciendose presente en nuestra Vida. 

Gracias Señor por todos esos momentos en los que en mi Debilidad mostraste tu fortaleza.

AMEN





No hay comentarios:

Publicar un comentario