" Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el hijo de Dios, retengamos nuestra fe.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido en todo como nosotros, pero sin pecado.
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna."
Heb. 4: 14 -16
Nuestra vida está llena de momentos de ansiedad, de situaciones ante las que nos sentimos desbordados. Cuando nos encontramos inmersos en nuestro problema, no somos capaces de ver la salida y sentimos con angustia como el problema se va haciendo mas y mas grande.... y nos parece que no sabremos superarlo, pero si lo pensamos y analizamos todas las pruebas que ya hemos podido superar y que creíamos no poder superar.... nos damos cuentas de que esto también pasará.
Yo veo la vida como el mar en el que hay un constante fluir. Hay instantes o temporadas de gran serenidad en la que nos sentimos muy cómodos y gozamos de poder estar en plenitud con nuestros seres queridos y con nosotros mismos.
Pero ese mar se agita y se nos acaba la calma.... En un mar agitado cada uno está en situaciones muy distintos.... Mientras unos están encima de la ola con la subida de adrenalina que conlleva otros están abajo, angustiados con la ola que se les viene encima... Que distinto se ve el mar desde una u otra situación.
Lo cierto que nadie está eternamente arriba o abajo. y cuando estamos arriba descubriremos que no era tan fea la ola, sino mas bien es una oportunidad de disfrutar y de avanzar.
En esta lectura se nos hace reflexionar acerca de nuestra confianza en Dios. ¿ Realmente nos creemos que somos hijos del Rey de Reyes? ¿ Nos creemos que Dios fue capaz de superar todas las tentaciones y vencer para siempre a la muerte con la resurrección de su hijo?
Si es así.... ¿Cómo temer a las pruebas que se nos presentan en la vida?
Debemos pedir confianza a Dios, nuestro Padre, en nuestros momentos de angustia con la certeza de que quien fue capaz de vencer las tentaciones y la muerte podrá vencer también sea lo que sea eso que nos perturba.
Quizás cuando se nos presenten las dificultades queramos que Dios nos ayude. Es mucho mas fácil que nos den todo hecho, pero el Evangelio dice específicamente que el auxilio nos será dado en el momento oportuno, como el padre que acompaña a su hijo que aprende a montar en bicicleta y nunca dejará que el niño esté en riesgo vital aunque sabe que debe caer para avanzar en su proceso de aprendizaje.
Gracias Señor por tu siempre oportuno socorro
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