miércoles, 26 de agosto de 2015

Planes de Dios

José se da a conocer a sus hermanos

45 José no pudo ya contenerse delante de todos los que estaban junto a él, y exclamó: Haced salir a todos de mi lado. Y no había[a] nadie con él cuando José se dio a conocer a sus hermanos. Y lloró tan fuerte[b] que lo oyeron los egipcios, y la casa de Faraón se enteró[c] de ello. José dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre? Pero sus hermanos no podían contestarle porque estaban atónitos delante de él. Y José dijo a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron, y él dijo: Yo soy vuestro hermano José, a quien vosotros vendisteis a Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese[d] el haberme vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios delante de vosotros. Porque en estos dos años ha habido hambre en la tierra y todavía quedan otros cinco años en los cuales no habrá ni siembra[e] ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros un remanente en la tierra, y para guardaros con vida mediante una gran liberación[f]. Ahora pues, no fuisteis vosotros los que me enviasteis aquí, sino Dios; y El me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto. Daos prisa y subid adonde mi padre, y decidle: “Así dice tu hijo José: ‘Dios me ha hecho señor de todo Egipto; ven[g] a mí, no te demores. 10 ‘Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacas y todo lo que tienes. 11 ‘Allí proveeré también para ti, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no pases hambre[h] tú, tu casa y todo lo que tienes.’” 12 Y he aquí, vuestros ojos y los ojos de mi hermano Benjamín ven que es mi boca la que os habla. 13 Notificad, pues, a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que habéis visto; daos prisa y traed[i] aquí a mi padre. 14 Entonces se echó sobre el cuello de su hermano Benjamín, y lloró; y Benjamín también lloró sobre su cuello. 15 Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.


                                                                  Génesis 45 1 - 15


En esta mañana me detengo a analizar este hermoso texto del Génesis con el que todos nos podemos identificar...




Nos pasamos la vida guardando rencores,  esperando tener oportunidad de hablarle directamente a quien nos dañó.


En esta situación se encontró José. Allí estaba frente a sus hermanos que le habían traicionado.


¿Qué le dirías a quienes te traicionaron si pudieras hablar con ellos frente a frente?




Mucho me temo que en esos instantes perderíamos la serenidad  y hasta la cordura. Vivimos en un mundo cargado de ira, violencia y sed de justicia en el que por cualquier motivo nos enfrascamos en peleas.


Reflexionemos en este rato esas ofensas que llevamos más adentro e intentemos que este rato de oración nos sirva como limpieza interior porque ya sabemos que
Lo peor no es el daño que nos hicieron sino la persona en que nos convertimos por no ser capaz de perdonar. 


Os propongo hacer una reflexión profunda acerca de la actitud que tuvo en ese momento José.
José le explicó a sus hermanos cómo entendió que esa tremenda traición no era más que una parte del proyecto de Dios para incrementar su vida....


¿Has tenido alguna vez esa  maravillosa sensación de que los planes de Dios son muchas veces mejores que los nuestros?


Eso es lo que debemos aprender hoy:
Bien está lo que bien acaba.


Cuántas veces en nuestra vida nos encaprichamos con algo y lo pasamos muy mal por no poder tenerlo y sin embargo con el tiempo comprendemos que ese fracaso tuvo un propósito...


José no hubiera podido ser más que lo que eran sus hermanos si Dios no hubiera tomado las riendas de su vida y sin embargo ahí está la prueba de que Dios la vida que toca la prospera....


¿Quieres que Dios prospere tu vida? Pues con toda seguridad eso va a suponer hacer renuncias pero ahora sabemos que los planes de Dios son mas fructíferos que los nuestros y si le dejamos gobernar nuestra vida, nada nos faltará ni a nosotros ni a nuestros descendientes aún en tiempos de crisis.


Haz en este rato de oración un balance acerca de cómo ha ido tu vida desde esa frustrante experiencia y cómo Dios reorientó tu vida edificando sobre tus escombros una personalidad más fuerte y más humana....  Mirándolo bien, nosotros también tenemos motivos para adorar a Dios y agradecerle esos momentos amargos que sin duda eran necesarios en la construcción de la verdadera felicidad.


Gracias Señor por darnos la oportunidad de reorientar nuestros sueños hacia la instauración de tu Reino, puesto que nunca podríamos llegar a ser felices si no es haciendo tu voluntad.


BENDICIONES



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