miércoles, 3 de diciembre de 2014

Mujer de Fe



Jesús sana a una mujer

43 Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía[s] y no podía ser curada por nadie, 44 se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre. 45 Y Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Mientras todos lo negaban, Pedro dijo, y los que con él estaban[t]: Maestro, las multitudes te aprietan y te oprimen. 46 Pero Jesús dijo: Alguien me tocó, porque me di cuenta que de mí había salido poder. 47 Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de El, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y El le dijo: Hija, tu fe te ha sanado[u]; vete en paz.

                                                                      Lucas 8, 43 - 48
 
Si leemos despacio los diferentes pasajes del Evangelio en que se hace referencia a las sanaciones de Jesús hay una cosa en común. En todas ellas Jesús destaca la importancia de la Fe de aquellas personas que Gracias a su Fe fueron capaces de reconocer en Jesucristo su salvador y tuvieron la humildad necesaria para acudir a Él y pedirle su sanación.
 
Uno queda fascinado con el Poder sanador de Dios que hace posible lo que en nuestra mente humana parece imposible.
 
Los Apóstoles nos narran con lujo de detalle esas ocasiones en las que durante su vida Pública  personas como tú y como yo tuvieron un encuentro salvador con Dios que les cambió la vida.
 
Pero no se trata de embelesarnos con el poder de nuestro Dios, sino que esto nos trae un mensaje de esperanza para nuestra vida.
 
El mensaje que se nos transmite es patente en esta escena en la que Dios sanó sin darse cuenta a aquella mujer que necesitaba su sanidad.
 
Durante años luchó por su sanidad lejos de Dios pero hecho todo durante 12 años, oyó hablar de Jesucristo y de verdad creyó que Él podía ser su salvador y fue a su encuentro. Una vez que se encontró con Él solo necesitó tocar su manto para estar sana.
 
¿Te imagina la sensación para ella que tras tanto buscar su sanación se la encontró aquel día en  que estuvo cerca de Él? Supongo que nunca mas quiso caminar lejos de este portador de esperanza.
 
¿Qué enseñanza debemos sacar de este pasaje del evangelio de Lucas? Dios es la solución a nuestros problemas y todos hemos tenido la experiencia de que estando cerca de Él todo nuestra Alma se siente reconfortada y nuestra vida está plena.
 
Entonces, ¿ Por qué nos alejamos de Dios ?.   
 
Creo que lo que nos pasa es que nos puede el orgullo. Tratamos de ser autosuficientes y no necesitar de Dios. Pero si analizamos nuestra vida... se nos va de las manos como se le iba a esta mujer que buscaba la solución a sus problemas lejos de Dios....
 
Dios es Grande y Todopoderoso y está viéndonos en nuestras agonías y sufriendo esperando que venzamos nuestro estúpido orgullo y nos acerquemos a Él reconociéndolo como salvador.
 
En todas las sanaciones que se nos cuentan en el Nuevo Testamento, las personas se acercan a Jesús a pedir y les contesta: Tu Fe te ha salvado.
 
En este rato de oración te propongo que reflexiones que le falta a tu Fe para poder salvarte. Sin lugar a dudas de nada nos sirve estar encerrado en nuestro problema llorando y esperando que Dios haga ese milagro que cada uno necesitamos, sino que Dios nos dice en esta mañana que está esperándonos con sus brazos abiertos y su manto lleno de poder para que nos acerquemos a recibir nuestro milagro.
 
La conclusión que debemos sacar de esta reflexión es que el milagro no viene de fuera sino que es nuestra propia Fe la que nos va a salvar.
 
Trabajemos pues para hacer crecer esa Fe que sin duda todos tenemos.
 
Dios te bendiga
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 

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