martes, 7 de octubre de 2014

Crecimiento en el Señor

La brevedad de la vida

14 El hombre, nacido de mujer,
corto de días y lleno de turbaciones,
como una flor brota y se marchita,
y como una sombra huye y no permanece.
Sobre él ciertamente abres tus ojos,
y lo[a] traes a juicio contigo.
¿Quién hará algo limpio de lo inmundo?
¡Nadie!
Ya que sus días están determinados,
el número de sus meses te es conocido[b],
y has fijado[c] sus límites para que no pueda pasarlos.
Aparta de él tu mirada para que descanse[d],
hasta que cumpla[e] su día como jornalero.
Porque hay esperanza para un árbol
cuando es cortado, que volverá a retoñar,
y sus renuevos no le faltarán[f].
Aunque envejezcan sus raíces en la tierra,
y muera su tronco en el polvo,
al olor del agua reverdecerá
y como una planta joven echará renuevos.
10 Pero el hombre muere y yace inerte.
El hombre expira, ¿y dónde está?
11 Como las aguas se evaporan[g] del mar,
como un río se agota y se seca,
12 así el hombre yace y no se levanta;
hasta que los cielos ya no existan
no se despertará[h] ni se levantará[i] de su sueño.
 
                                         Job 14: 1 - 12
 
Quizás de todos los testimonios que aparecen el Evangelio el testimonio de Job sea el mas impactante por su entrega total, su perseverancia y su paciencia. Job es por excelencia el hijo paciente que asume las pruebas y espera la Bendición de su Dios.
 
Pues bien, este pasaje nos hace reflexionar acerca de la fugacidad de nuestra vida y la necesidad de la renuncia.
 
Nuestra vida es efímera. Eso es una evidencia que todos hemos experimentado en nuestra vida con la perdida de seres queridos, sin embargo, cuando pensamos en la necesidad de cambiar nuestra vida siempre tenemos una excusa para dejarlo para otro día.
 
Os invito hoy a reflexionar acerca de qué cambios desea ver nuestro Señor en tu vida y que paso te propones para empezar hoy mismo opone en la lectura el para que cuando llegue el día no te arrepientas de no haberlo hecho antes. 
 
Se nos propone en la lectura la parábola del árbol que h que cortar para fomentar su crecimiento. Existen muchas cosas en nuestra vida que nos limitan nuestro crecimiento o desarrollo como cristianos y el Señor nos pide que seamos capaces de hacer esas renuncias, que confiando en Su Sabiduría pongamos nuestras vidas a su disposición para que pueda trabajar con el jardinero que trabaja sobre el árbol recortando las ramas para potenciar el desarrollo y fortalecimiento del árbol.
 
¿ Qué ramas superficiales de tu vida sientes que están limitando tu crecimiento?
¿Que dirección está tomando tu tronco?
¿Estás siendo árbol fructífero para el Reino de Dios?
Encomienda tu fugaz vida en el Señor, porque es el único que puede darte Vida Eterna

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